Por: César E. Pérez
Nunca fuiste mía realmente,
es más, nunca estuviste presente,
tu mente volaba a otros confines
mientras me afanaba en tenerte.
Suspirabas profunda, ruidosamente,
cuando tras una extensa noche
la luz del alba nos pegaba en la frente.
Parecía todo correcto y combinado,
temperamentos y deseos se indicaba fluidos,
los ritmos se antojaban paralelos, unánimes,
simulaban un concierto cada noche y día.
Mas aunque vibrante, todo era mudo,
una pasión volcánica silenciosa,
un terrible crepitar de fuego sin ruido,
una pasión de escándalo sin voces.
Estabas ahí pero no a mi lado,
suspirabas, de alivio más no de placer,
no acompañabas, te dejabas llevar,
antes de llegar te acabaste de ir.
Mis deseos se fueron, junto a tu mirada,
por la ventana…
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por el interés en las letras amorosas de la poesía.