domingo, 29 de marzo de 2009

INSENSATEZ

Es una insensatez quererlo poner en
palabras llanas, pues difícilmente las
letras podrían capturar ese mágico
potaje de sensaciones, aromas,
emociones e impulsos carnales.

Guardar, atesorar ese momento es lo
que procede, nada más allá
es comparable, nada más allá
es concebible, todo lo que venga después
no alcanza a ser igualable, ni reúne
las capacidades y cualidades de esos
instantes.

La fragilidad de su cuerpo sólo es
comparable a la ternura de los ojos; la
firmeza de la piel es igual a la turgencia
de sus labios; la brevedad de su talle
sólo tiene un símil en la gracilidad del
cuello; la tersura de la espalda
encuentra parangón en la superficie de
sus muslos; el tacto de sus manos sólo
es emulado en calidez por los pies; la
suavidad del pelo y el hombro está
presente en su Monte de Venus
y sus labios vulvares; las mejillas
de terciopelo nada más son superadas
por la maravilla de sus nalgas.

¿Qué puede haber tras estar en esos
recovecos? La vida adquiere
sentido después de percibir el aroma de
sus axilas, de sentir el sabor de las
ingles, de libar la miel de sus pechos, de
beber los jugos de la vagina.

Es insensato querer expresar en palabras
el cúmulo de expresiones amorosas ahí
reunidas, el describir la intensa carrera
de una lengua incansable empeñada en
tocar y repasar cada poro, cada vello,
cada rincón del cuerpo y de la boca; el
camino que toma cada perla de sudor
hasta extinguirse en la ardiente brasa de
la pasión; observar y sentir el tremor del
ombligo que se acompasa con lo
entrecortado de la respiración.

Menos aún es posible imprimir imágenes
que revelen el color que nos baja desde
el cuello hasta nuestras zonas más
placenteras, que muestren el calor que
irradian los ojos cuando cruzan miradas y
ven los espacios del deseo, que
enseñen los gestos de profunda
satisfación al sentir el toque de sus
labios en la punta del glande, que pueda
dar cuenta de la forma en que se sube
al barco de la emoción cuando ella
lame el varonil pecho, del momento
que se dejen oír los ayes placenteros
de ella cuando la lengua juega con
su clítoris y vulva.

En una insensatez querelo poner en
palabras llanas, querer explicar el momento
del éxtasis, jamás las letras podrán capturar
ese mágico potaje que se genera en los momentos
del piel a piel, del cuerpo a cuerpo.

jueves, 12 de marzo de 2009

TU RASTRO

Cuanto más lejos, más cercano tu aliento,
Mientras más imaginado, más firme tu presencia,
Cuando más deseado, más satisfactoria tu imagen
Entre más tiempo pase, menos distancia nos separa.

Que mientras te espero te sueño,
Mientras te sueño en al aire construyo,
Si construyo en el tiempo me monto
Y en el tiempo tu llegada espero.

Si te conozco o no es cosa sin contenido,
Que te espero o te busco es decisión de importancia,
El camino sólo lleva un sentido
Y tus aromas son el rastro de mi destino.

No sé cuánto transcurrirá,
No sé cuánta distancia se recorrerá,
No sé cuánta vida se desgastará,
Si sé que toda mi vida por siempre te amará.

EN VELA

Soy tu caballero de brillante armadura
Que todas las noches vela armas,
Que para ti tiene siempre dispuesta su lanza
Y presto a defenderte siempre con toda confianza.

Soy aquel que no duda en usar su escudo,
Si es necesario con amor ofrenda su pecho,
Soy quien tu sueño cuida al borde del lecho,
Y quien su sangre derrama sólo por tu embeleso.

Caballero de moderna vida y corte antiguo,
Quien para verte y amarte pide permiso,
El que bajo tu presencia sufre de certero hechizo,
El cual apenas gimes y se pone a tu servicio.

Soy a quien nada en la guerra espanta,
Quien espera de todos los campos la lucha extrema,
El que sabe que los enemigos preparan la trampa,
Pero que sabe la recompensa que le espera.

Soy el caballero que todas las noches vela armas,
Que espera siempre el llamado a la pelea,
El que a una voz dispuesto la vida entrega,
El que con la suya espera salvar la vuestra.

Soy quien, aunque de lejos,
Por tu amor estará en vela.

lunes, 9 de marzo de 2009

10 METROS

Temblorosa la tela de tu vestido
Revelaba un movimiento más profundo,
La mirada obstruida estuvo por el medio del camino
Por ello no encontraba de ese movimiento su destino.

Sillas, mesas, gente, la misma algarabía de todos los días,
Si bien el espacio estaba lleno, solo un obstáculo en 10 metros al frente
Detenía la conexión entre mi mirar y tus rodillas.

Rítmico movimiento que en mi sangre provocó oleaje,
Sorprendente momento, mágica ocasión,
Cuando mis ojos, como presa de un brebaje,
Buscaban el Monte de Venus como postrer visión.

La mirada, aunque bloqueada, busco siempre su ángulo,
Tú, aunque acompañada, no perdías el contacto visual,
Yo, que me permití verte con descaro sin nada casual,
Y tú que me dejaste verte sin más menoscabo.

Tus ojos se posaban en los míos y me indicaban el espacio,
Mis ojos se posaban en lo tuyos y sin demora se dirigían a la cima,
Tu piel de alabastro formaba un aterciopelado sendero
Que mis pupilas, ansiosas, apuraron a recorrerlo.

Segundos, minutos, horas, una vida quizá,
La intensidad de tu mirada fue siempre el faro que me guió,
El dibujo de tu vestido marcó la trayectoria,
El movimiento de tus rodillas indicó el camino para llegar, con mis ojos, a la gloria.

sábado, 7 de marzo de 2009

PEQUEÑA HOJA

Quisiera que supieras de mi desasosiego,
Cómo quisiera que supieras de mi profunda tristeza,
Cómo desearía que supieras de mi amargura,
Que tan solo el no verte y hablarte me provoca.

Cómo desearía llevarte conmigo alrededor del mundo,
Cómo quisiera poder darte todo lo que te apeteciera,
Cómo disfrutaría el vivir a tu lado el resto de mis días,
Para estar solo en alegría y olvidar por siempre esta melancolía.

¿Por qué no tengo las herramientas?, me pregunto,
¿Por qué las hadas no me asisten en mi desesperanza?,
¿Por qué la vida me deja abandonado en un zona desértica?,
El cruel destino se ensaña y sin piedad me ataca.

Cuando el balance parecía llegar a mi vida,
Cuando habìa ordenado mi alma y sentimientos,
Cuando por azares del destino la oportunidad había regresado a mi fuero,
Ahora la estulticia y los complejos ajenos se han convertido en protagonistas.

Qué dolor es el que siento en el alma y el corazón,
Qué tristeza siento por ser agredido sin razón,
Qué amargo sabor queda en el fondo de mi,
Ahora que la fortuna no sonríe para mi.

Pero de ti todo me queda, tu voz, tu mirada, el rosa de tus mejillas,
Pero de ti todo evoco, tu piel, tu aroma, las redondeces de tus formas,
Pero de ti vuelvo a sentir tus besos, tus abrazos, tu cariño,
Y eso es justamente lo que nadie pudo nunca evitar.

Cómo quisiera llevarte conmigo por el mundo,
aunque éste sólo fuera más pequeño que una hoja.