Por: César E. Pérez
Sólo tu puedes saber esto,
Nadie más lo comprendería tal como es,
Tiene tanto de ti que no parece salir de mi,
Es como ver tu reflejo en el espejo,
Inevitable.
Mi alma es incapaz de contener el mensaje,
Debe compartirlo para poder soportar su peso
Y nadie mejor que tu para ello.
Aunque nació de mi, en realidad es más tuyo,
Por su naturaleza te es más propio,
Porque lo planee y construí para que tu lo aprovecharas,
Para que le dieras motivo y sentido.
Sin ti no hubiese sido posible,
Con alguien más habría sido insípido,
No habría alcanzado la magnificencia
Que fuegos de artificio producía en nuestros encuentros.
El ambiente aportaba la magia
Que solamente tu podías descifrar
Generando la chispa que lo encendía.
De lo que te confío tienes la llave
Que abre la puerta protectora,
Conoces cada palmo de su recorrido
Y, aún a ciegas de su camino eres sabedora.
Nada más tengo que decirte,
Sabes de lo que te hablo.
Sólo tu puedes saber esto,
Nadie más lo comprendería tal como es,
Tiene tanto de ti que no parece salir de mi,
Es como ver tu reflejo en el espejo,
Inevitable.
Mi alma es incapaz de contener el mensaje,
Debe compartirlo para poder soportar su peso
Y nadie mejor que tu para ello.
Aunque nació de mi, en realidad es más tuyo,
Por su naturaleza te es más propio,
Porque lo planee y construí para que tu lo aprovecharas,
Para que le dieras motivo y sentido.
Sin ti no hubiese sido posible,
Con alguien más habría sido insípido,
No habría alcanzado la magnificencia
Que fuegos de artificio producía en nuestros encuentros.
El ambiente aportaba la magia
Que solamente tu podías descifrar
Generando la chispa que lo encendía.
De lo que te confío tienes la llave
Que abre la puerta protectora,
Conoces cada palmo de su recorrido
Y, aún a ciegas de su camino eres sabedora.
Nada más tengo que decirte,
Sabes de lo que te hablo.
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