sábado, 2 de mayo de 2009

CIUDAD HOSPITAL

Por César E. Pérez

Quien lo diría, tantos años por ocupar ese espacio, ese lugar que por historia, leyenda y tradición ha sido testigo mudo y fiel de las más variadas ideas, ahora está vacío.

Tantos golpes de las policías de azul, de los policías de negro, ahora de los policías de verde, contra los que osaban arengar contra una mala decisión, una medida extraña, de un exabrupto presidencial. Ahora el zócalo luce vacío, igual que todo.

Cuántos años de corretizas ante el intento de manifestar el desacuerdo por el alza de precios, por los nuevos impuestos, por las crisis económicas; cuántas manifestaciones que fueron y vinieron para ganar el espacio, el lugar, y ahora luce vacío. Lo mismo la ciudad completa.

De 8 millones de habitantes, que diariamente abarrotan las tiendas, los restaurantes, los bares, las avenidas, las calles, los transportes, parece que casi todos están desaparecidos, difuminados, y los pocos que ven tienen rostros incompletos, extraños, de lo que sólo una mirada asustada y ensimismada se ofrece.

¿Dónde han ido las mayorías?, ¿dónde están las romerías?, ¿por qué hay lugares sin ocupar en el metro, en el camión, en las calles?, ¿acaso ya no hemos vuelto una ciudad fantasma?

En estos días todo es temor, todo es suspicacia, todo es vigilancia, todo es desconfianza, todo es vacío. Las calles aún de día lucen transitables por solitarias, lucen limpias por abandonadas, lucen espaciosas por no ser usadas.

Poco se habla, poco se comenta, más aún, nada se besa y nada se abraza, como si el entendimiento y el amor fueran cosa de muerte, de tortura, de incomodidad. Se niega el saludo, se niega el acercamiento, se niega el contacto.

Lo único que se oye es la sucesión de las fases de alerta, del futuro incierto, de la búsqueda de culpables, de las justificaciones, de la resignación, de la catástrofe bíblica, de la probable solución.
Y una multitud de preguntas: ¿qué es?, ¿por qué a nosotros?, ¿cómo se quita?, ¿cómo se adquiere?, ¿qué debo hacer para evitarlo?, ¿qué no debo hacer?, ¿es un complot de los que manejan el poder económico del mundo?, ¿es el gobierno que está buscando tapar con algo todas sus trapacerías?, ¿se va a acabar el mundo?

Tras haber sido tomado como el espacio ideal para la expresión de las ideas, hoy el zócalo ha sido abandonado, luciendo vacío como la ciudad entera, dónde la única preocupación es saber dónde comprar tamiflu.

La ciudad luce triste y sola, su espacio se ha convertido en la extensión de un hospital, donde todo debe estar controlado, esterilizado y desinfectado, triste destino para un ente otrora bullicioso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por el interés en las letras amorosas de la poesía.