sábado, 30 de mayo de 2009

TRAIDOR

Por César E. Pérez

Siempre lo sabemos nuestro, porque se une a nuestra cruzada amorosa, está como escudero y estuche, que recibe de nuestras manos el bien preciado y lo resguarda.

Mas, a veces pasa que de tanto recibir, de tanto guardar, se desprende su receptáculo natural y se adosa a un lugar que no les propio, se instala en un patio ajeno donde no tiene cabida ni área, pero con el que se identifica y lo siente como si ese fuera su lugar.

Nos deja sin vacilación, nos traiciona pues, y se va con el otro, con ese otro del que tanto le dimos a guardar y pasa que queda el hueco, la desazón.

Y como yo, que ahora de tan traidor que me ha abandonado, dejándome sin alma, vacío, y en la lucha por recuperarle y que se apiade de mi, para que vuelva a palpitar dentro de mi y me permita, de nuevo, volver a amar...

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Gracias por el interés en las letras amorosas de la poesía.